Leonora Carrington nace en Lancanshire, Inglaterra, en 1917. Inicia su carrera art�stica al integrarse al movimiento surrealista franc�s en 1936, al lado de Max Ernst, Paul �luard, Joan Mir�, Andr� Breton y Man Ray.

Permanece en �l hasta que, debido a la persecuci�n nazi, huye a Espa�a, donde desciende a los continentes de la locura, y de donde luego huir�a a Nueva York.

A su llegada a M�xico, en 1942, se suma a los surrealistas europeos asentados en nuestro Pa�s desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial: Remedios Varo, Benjam�n P�ret, Wolfgang Paalen, Alice Rahon, Luis Bu�el, Kati y Jos� Horna, y se integra al �mbito cultural art�stico mexicano.

Excepto breves estancias en Nueva York, ha residido por m�s de 50 a�os en M�xico, y desde aqu� ha proyectado su obra internacionalmente.

Una de las constantes tem�ticas de su pintura surge de su precoz imbuimiento en la mitolog�a celta, por los relatos de su madre y su nana sobre los mitos y leyendas de ese bosque encantado que fue y es Irlanda, y de su predisposici�n natural a creer que dioses, demonios, sabios, patriarcas, brujos, gnomos, fantasmas y animales en constante mutaci�n e hibridaci�n son figuraciones de los enigmas primordiales del ser, encarnaciones del inconsciente, principio surrealista por excelencia que ella entra�ar� con misterio y fino humor en la cotidianeidad contempor�nea.

Con la misma avidez de magia y conocimiento se adentrar�a en el gnosticismo egipcio, la alquimia, La C�bala, El libro de los muertos, el Tarot, el I Ching, as� como en las regiones tibetanas, en el arte mesopot�mico y el hind� que influir�n en su iconograf�a y entroncar�n reveladoramente con las simbolog�as del G�tico y del Renacimiento.

A estas heterog�neas referencias hay que agregar su afinidad con el ��sinsentido" de ese portento de la imaginaci�n fant�stica que es Alicia en el pa�s de las maravillas, de Lewis Carroll.

Sin embargo, todas �stas son s�lo herramientas para penetrar los planos ocultos desde donde la pintura de Leonora Carrington recuenta ��otra" historia de la humanidad, de ��esa parte que refleja y contiene al todo", a cuyas claves dilucidatorias solo tiene acceso la poes�a.